La inserción de china en el comercio exterior y su participación en los Organismos Internacionales es decisiva y todo indica que para año 2030 su imparable crecimiento la conduzca a reemplazar a Estados Unidos como país hegemónico. Entre ambos se observa una combinación de cooperación y desconfianza mutua
¿Consideras que el mundo va en camino hacia un nuevo orden bipolar?
Su presencia en cuestiones de gobernanza global dentro del marco de la ONU, la OMC, OMS, Y la participación en distintos foros de cooperación económica regional como la ASEAN y el tratado transpacífico (TTP), le han otorgado elementos de poder que le proporcionan un papel de primer orden entre la jerarquía de las potencias del sistema transnacional.
La pulseada de poder entre China y Estados Unidos toma inicio a partir de la adopción de nuevas políticas comerciales, en pos de proteger su industria nacional -para el caso de los aranceles a las importaciones de acero y aluminio— y para velar por su seguridad nacional —en el caso de la prohibición a Huawei de comercializar con empresas o vender productos a ciudadanos norteamericanos. La política local y los intereses de los ciudadanos norteamericanos primaron sobre las cuestiones de índole global, en este contexto, la política exterior de Donald Trump hizo de su base el concepto de no involucrarse en los asuntos globales.
El cambio estratégico promulgado por la nueva administración, de Joe Bien es, bastante relevante a nivel conceptual. Teniendo en cuenta el rol de china en el sistema internacional, tal vez esta será la última oportunidad del establishment de Washington, de retomar el curso de la política exterior. También se considera en la idea de volver a influir en la agenda global como el principal actor internacional.
Por su parte, las relaciones diplomáticas con China fueron tratadas de manera tan impredecible como errática. Si bien las relaciones bilaterales se mantuvieron, lo cierto es que, de parte de Estados Unidos, los chinos perciben que 2015 fue el punto de inflexión del deterioro de las relaciones diplomáticas durante el gobierno de Obama. A partir de ese año se declaró que la política de buena amistad había fracasado y que China se estableciera como un competidor estratégico y no un socio. Los años siguientes con Trump solo empeoraron aún más, con una guerra arancelaria, y más aún con lenguaje muy directo al declarar en 2019 a Xi Jinping y al gobierno chino como enemigos.
Actualmente las tensiones con el gobierno chino se han intensificado desde que asumió Bien. Los norteamericanos no confían en China y tienen temor de que las cosas escalen en el futuro debido al conflicto con Taiwán (a la que China la considera como una provincia rebelde y no le reconoce ningún estatus)
¿Será el fin de Chimérica? ¿Cómo reaccionará China a las constantes presiones de la superpotencia norteamericana? Aquel abrazo económico es solo un reflejo del pasado. Hoy, quienes fueron socios se transforman en competidores.
Estudiante de Relaciones Internacionales y Cs. Políticas.