Argentina se encuentra dentro de la lista de los países de mayor presión fiscal. Si nos ponemos a contar, en total suman 165 impuestos. Esto, lleva a que tanto los ciudadanos y empresas que de alguna u otra forma se ven afectados por este sistema tributario, caigan en emociones y sensaciones de enojo, frustración e incertidumbre.
En el siguiente artículo comentaré de forma breve acerca de la historia impositiva en Argentina, algunos de los principales tributos existentes y cómo estos afectan a los ciudadanos y sector empresaria con el objetivo de reflexionar acerca si el sistema vigente necesita cambiar o simplemente hay que tolerar.
Originalmente, los impuestos provienen de la época en donde los reinos luchaban entre ellos y el perdedor debía pagarle al triunfador para poder así financiar sus cuentas.Hoy en día, estos siguen existiendo y representan una parte importante del ingreso que el Estado usa para financiar su gasto público, el cual que representa el 40% del PBI de Argentina. Además, dentro de este gasto público, del 2009 al 2019 solo un 10% se destinó a pagar inversiones en obras públicas e infraestructura, mientras que durante el 2021 solo un 6,4% del presupuesto se volcó a la educación.
Si nos remontamos a la historia, en un inicio la principal fuente de ingresos del Virreinato de la Plata provenía de la aduana de Buenos Aires, para luego pasar en 1835 a manos de Juan Manuel de Rosas cuando con su ley de aduana prohibió la entrada de algunos productos e impusó aranceles a otras mercaderías.
Ya en 1890 Argentina se abrió al mercado externo y empezó a exportar productos al exterior, dando origen a los llamados impuestos “internos”, pero fue en el año 1929 con la “Gran Depresión” que el comercio internacional se derrumbó y los recursos de la aduana bajaron más de un 20% para el año 1931.
Esto llevó a que durante el Gobierno de Facto de Uriburu, nacieran nuevos impuestos internos, el del consumo y el impuesto a las ganancias, que en un principió solo alcanzaba a ciertos bienes y empresas hasta que en 1973 durante el gobierno de Perón se extendiese hasta incluir las ganancias por trabajo personal.
En 1955 durante el gobierno de facto de la Revolución Libertadora se retoma las retenciones a las exportaciones que se mantuvieron a lo largo de los años a un 25% bajando y volviendo a subir posteriormente con el ministro de Economía Krieger Vasena.
Corriendo 1973 se crea el IVA y para el 1977 nace el impuesto sobre los ingresos brutos, en 1991 nace el Impuesto a los bienes personales y para el 2001 el denominado “Impuesto a los cheques” de los Débitos y créditos bancarios. Los más recientes son el Impuesto País creado bajo el gobierno de Alberto Fernandez, que grava la compra de divisas extranjeras y el ahora polémico impuesto a la renta inesperada.
En resumen,a lo largo de los años de la historia del país, se fueron no solo aumentando alícuotas sino también creando nuevos gravámenes de los cuales muchos a pesar de haber sido establecidos como emergencia,tales como el IVA, o el Impuesto a las ganancias, todavía continúan existiendo y gravando.
Por otro lado, dentro de los 165 impuestos existentes a la fecha ,son tan solo unos pocos que representan la mayor contribución para el estado.( 8 tributos recaudan el 82% de los ingresos del estado) IVA, Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social, Ganancias de personas humanas, Ganancias de sociedades, Derechos de Exportación, Débito y Crédito bancarios e Ingresos Brutos.Otros impuestos conocidos que existen son:
- Impuesto a las Ganancias
- Impuesto sobre los Bienes Personales.
- Impuesto al Valor Agregado
- Impuestos sobre consumos específicos (combustibles, bebidas alcohólicas y cigarrillos)
- Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios
- Retenciones a las exportaciones
- Contribuciones a la Seguridad Social
- Impuesto PAIS
A nivel provincial:
- Impuesto sobre los Ingresos Brutos
- Impuesto de Sellos
- Impuesto Inmobiliario
- Impuesto automotor
A nivel municipal
- Tasa de Servicios Generales
- Tasa de Seguridad e Higiene
La problemática no solo se reduce a la cantidad de impuestos que existen dentro del territorio,sino también en cómo estos inciden en la vida de las personas y empresas alcanzadas. Por ejemplo,un argentino promedio de $100 que gana, paga $26,8 de impuestos, mientras que una empresa paga 106 % sobre sus ganancias, es decir que de cada $100 que paga, $106 debe pagar al Estado en impuestos.
Además, otro dato a tener presente, según el Banco Mundial, las empresas argentinas pierden 312 horas al año en pagar impuestos, cuando en países como Chile ascienden a 296 horas al año y en Estados Unidos sólo a 175 horas.
Esto lleva a que los empresarios tengan que pasar más horas que en los países desarrollados atendiendo situaciones tributarias, implicando mayores costos administrativos y un costo de oportunidad para el desarrollo y puesta de esfuerzo en otras actividades como la innovación, investigación y mejoramiento de sistemas de producción que podrían traer mejores productos y servicios para la sociedad.
Por último, otro problema a destacar es la superposición de tributos,es decir el pago doble de impuestos que ya se han gravado anteriormente, como es el ejemplo de los Ingresos brutos, los cuales se cobran a nivel provincial y representan un porcentaje de lo facturado por las empresas, mientras que la tasa de higiene que cobran algunos municipios, tributan también sobre los ingresos brutos, generando una doble carga tributaria.
Ahora bien, ¿Cómo es posible el progreso en un país con este modelo impositivo? ¿Cómo se espera que no exista una alta evasión fiscal por parte de ciudadanos y empresas? ¿No es momento de hacer cambios? No creo que la solución sea la eliminar por completo los impuestos existentes pero sí reducir ciertas alícuotas y mejorar la gestión,distribución y transparencia en el sistema para que realmente los efectos de la recaudación se traduzca en mejoras que lleven al progreso de Argentina a nivel de educación, salud e infraestructura y no solamente en medios para que el Estado financie su propia política pública de turno a cambio de votos para futuras elecciones.¿Es hora de cambiar el sistema impositivo? En mi opinión considero que sÍ, para poder así fomentar un espacio en donde jóvenes y futuros empresarios decidan quedarse en el país y construir una Argentina cada vez mejor.