El analgésico: la independencia

Por Jazmín Gutiérrez

“Que sea esto lo que nos caracterice, que sea esto lo que comuniquemos al resto, dejemos de ser los más “vivos” del mundo, y empecemos a ser los más “humanos”. Hoy, 9 de Julio, no creas en aquel que “ama la patria” y no quiere a su compatriota.”

Hoy, como cada año que pasa, celebramos nuevamente el día de la  independencia, pero con el correr del tiempo, pareciera que esta palabra va  perdiendo sentido entre nosotros, los argentinos. 

Dejamos como país, aquel 9 de Julio de 1816 de depender del dominio de otro, eso sí, es cierto. Pero… ¿hoy que sucede? No, no somos una colonia, y hasta algunos podrían atreverse a decir que a nosotros, no nos maneja nadie. ¿Será tan cierto? 

Llevamos 205 años de esta celebración que tanto nos enorgullece, pero a veces sentimos vergüenza por nuestra patria, porque si, somos libres (si alguien todavía cree que esto es libertad), e independientes, pero esclavos de algo más. Pero hoy ni siquiera voy a caer en la trampa de mencionar nuestros gobernantes y representantes, si no a nosotros mismos.

Nuestro país y nuestro patriotismo son muy particulares: vivimos pensando que la patria es un partido de fútbol, y no vemos que la patria es el otro. Mi vecino, mi hermano, mi compañero de la facultad, mi empleado o mi jefe. Ese hermoso sentimiento de unión y de hermandad que tenemos cuando juega la selección, parece desvanecerse cuando termina el partido. Porque el argentino es intenso para querer, pero también para generar grieta. Y es que en todos los sentidos, muchos nos hacemos cargo día a día de sembrar indiferencia e incluso hasta odio por aquel que piensa diferente. Y podrán  decirme que la indiferencia no es mala, pero lo es. Porque hoy, la mitad de la población vive en la pobreza y entre ellos están los niños; la corrupción en el sistema de gobierno bajo el que vivimos, es entre nosotros una queja constante, pero el esfuerzo por alterar la situación siempre es menor. Y aún resaltando todo esto, no quiero  hoy mencionar como único deber el acabar con la pobreza y con la corrupción. Si es primordial hacerlo con la indiferencia, porque es lo que por algún u otro camino, puede llevarnos a terminar con muchos otros de los tantos males que acarreamos. No creamos que la independencia y la supuesta libertad lo son todo para un país sano. Esto es solo un analgésico, pero nosotros debemos curar una enfermedad. 

¿A qué me refiero con terminar con la grieta y la indiferencia, esa que fomentamos en las charlas familiares y en los grupos de WhatsApp? En tener actitudes como estas: (ver fotos)

Estos y muchos otros que podemos ver, son claros ejemplos de personas que dejaron de lado sus pensamientos y prejuicios, para simplemente ayudar, sin importar a quien. Estos son quienes realmente están a la altura de los héroes de la independencia. 

En un entorno tan inestable como el que hoy habitamos, son los gestos de humanidad los que nos salvan. Que sea esto lo que nos caracterice, que sea esto lo que comuniquemos al resto, dejemos de ser los más “vivos” del mundo, y empecemos a ser los más “humanos”. Hoy, 9 de Julio, no creas en aquel que “ama la patria” y no quiere a su compatriota. 

Feliz día de la Independencia.